Última actualización: 17/07/2017
“Y no olvidéis que si no pagas por un producto, es porque el producto eres tú”. Por si alguno no ha entendido bien la frase se la repito. “Y no olvidéis que si no pagas por un producto, es porque el producto eres tú”.
Este tuit de @serantes me llegó mientras devoraba este verano ‘Desnudando a Google‘, el libro de @alejandrosuarez, y resume a la perfección lo que pretende transmitir el autor y lo que es la esencia misma del buscador más famoso de internet.
“Google es la mayor fuente de información del mundo, y para lograrlo nos ofrece atractivos productos que utilizamos frecuentemente, con los que recopila datos necesarios para seguir nutriendo a la bestia”, resume el autor.
‘Desnudando a Google’ más que desnudar al buscador lo deja en cueros. Es fácil de leer y posee unas últimas páginas demoledoras. Es muy recomendable.
No sólo para los tecnológicos sino para todos los usuarios de internet, que creo que, por el tono del libro, son a los que, al final, va dirigido.
La máxima de que Google es lo más parecido a una ONG que todo lo ofrece gratis sin pedirnos nada a cambio queda desmontada antes de llegar a la mitad del libro.
No es gratis: el precio son nuestros datos personales, nuestros gustos, nuestras aficiones, nuestra privacidad… nuestra vida. Y todo eso lo tiene ahora mismo Google en su poder.
Esto me suena al Gran Hermano de George Orwell.
Supongo que muchos ya saben que el precio por usar gratis sus servicios son nuestros datos personales, pero no está de más recordarlo por si hay algún despistado en la sala.
¿Qué vas a encontrar en este artículo?
Google es un monopolio dañino
A lo largo de las 273 páginas, que se leen con avidez, Alejandro Suárez realiza una perfecta radiografía de la que, en estos momentos y parece que para bastante tiempo, es la mayor empresa de internet y la gran dominadora del mercado publicitario en la web.
“Google es un monopolio dañino, fagocita mercados y daña la competencia”, llega a decir.
Es muy crítico con algunas de sus prácticas empresariales (lo compara con una secta) y denuncia que deriva “casi toda la facturación” que logra en Europa a Irlanda, donde tributa al 12,5% frente al 20% y 30% del resto del continente.
Ese dinero que ingresa en Irlanda lo manda a los Países Bajos donde paga aún menos y de ahí a las islas Barbados, un paraíso fiscal exento de tributación.
Pese a todo se declara un enamorado de la mayoría de los servicios que ofrece la compañía de Mountain View. “Gmail, Chrome, Google Maps, Google.com son insustituibles en mi vida”, reconoce.
El libro ofrece también algunas de las claves para entender algunos de los movimientos en internet como la compra del 1,4% de Facebook por Microsoft; las batallas contra esta última empresa (“Google parece llevar en el ADN la necesidad de destruir a Microsoft”); la guerra contra Apple; la compra de Motorola en 2011 por 12.500 millones de dólares o cómo se aprovechó de Yahoo! o de Firefox.
“Google tiene la (¿sana?) manía de hacer negocios con una empresa justo una semana antes de hacerle una monumental faena y empezar una guerra en su contra”, apunta.
Lo tuyo es mío
Casi al comienzo, Alejandro Suárez cuenta la anécdota de que los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, cogían prestados equipos informáticos en la universidad para desarrollar el buscador.
“Esa manía de tomar prestado lo que no es suyo todavía forma parte del ADN de Google”, escribe el autor quien censura que “en una curiosa interpretación de la ley, Google considera que puede utilizar todos los contenidos que le plazcan y que, si algún tercero quiere eliminarlos, debe dirigirse a Google para solicitarlo. Si no lo hace, está autorizando su uso de facto”.
Así ocurre con Google News, el agregador de noticias, o YouTube cuyo crecimiento y popularidad “se ha sostenido en torno a la explotación de contenidos de terceros sin autorización”.
Algo similar sucede con el proyecto Google Books. “Su objetivo no es crear la gran biblioteca del mundo. El objetivo es que solo sea suya”, sentencia Alejandro Suárez sobre la compañía que tiene como uno de sus lemas Don’t be evil (No seas malo).
Como si fuese la traca final, lo mejor lo deja para el último capítulo: la privacidad y la explotación comercial de nuestros datos personales.
Aunque durante todo el libro deja algunas píldoras sobre el tema, las últimas páginas son demoledoras.
Suárez recuerda que Google “es la mayor base de datos personales jamás creada en la historia. Incluye quiénes somos, nuestros secretos, aficiones, gustos, tendencias o relaciones personales. Toda nuestra información está lista para ser utilizada con dos fines. Primero, afianzar el dominio de la empresa como mayor fuente de información del mundo que se retroalimenta para conocer aún más cosas sobre ti. Segundo, explotar esa información para obtener pingües beneficios”.
El Gran Hermano de George Orwell
Y es que Google te rastrea con fines publicitarios.
Tiene hasta la foto de tu casa, gracias a Google Street View, “uno de los servicios que ha vulnerado de forma más grave las libertades individuales”.
Sabe dónde vives, dónde veraneas…
“Google puede detectar la apariencia de tu cara si has sido etiquetado en Picassa. Si quieren saber en cada momento dónde estás lo pueden averiguar con Google Latitude o tu terminal Android. Pueden controlar el escritorio de tu ordenador con Google Desktop Search. Con Google Docs les das acceso a tus documentos, cartas personales, hojas de cálculo, proyectos colaborativos…”
“Si usas Google Alerts saben qué información te interesa especialmente; con Google Reader saben qué tipo de fuentes de información consumes habitualmente. El navegador Chrome es otra fuente inagotable de datos sobre tu actividad en internet…”.
“Si utilizas Google Analytics abres la puerta de tu casa al primer gestor de tráfico y publicidad del mundo. Cada vez que ves un video en YouTube, Google registra qué ves, durante cuánto tiempo, desde qué ubicación y tu dirección IP; la red social Google+ (un intento más para conseguir una gigantesca base de datos con fines publicitarios) define tus circulos sociales. Con Gmail cada email que escribes y recibes se convierte en una conversación a tres bandas entre tu interlocutor, Google y tú…”.
En fin.
Para terminar Alejandro Suárez explica que “si tienes un amante podrás ocultárselo a tu pareja, pero no a Google que, sin rubor, tras analizar tu correo de forma automática, te podrá ofrecer en su publicidad discretas escapadas de fin de semana”…
Y es que si no pagas por un producto, es porque el producto eres tú.
Y por cierto, si queréis saber dónde está vuestra pareja no contratéis a un detective, preguntádselo a Google. Es gratis. A cambio no os pedirá vuestra alma pero sí, vuestra intimidad. Vosotros decidís.
Imágenes cortesía de Photo-Mix en Pixabay
Bueno, de todas maneras me parece un precio irrisorio. ¿Alguna vez se ha preguntado el autor cuanto le habría podido costar (antes de que existiera Google) el acceso a un sistema como Google maps?… sólo estaría al alcance de gobiernos y multimillonarios. Maps, buscador de información, gestor de correo… a tu disposición las 24 horas del día sin límites ni restricciones y sin desembolsar un sólo euro, a cambio obtienen datos sobre mí para poder enviarme discretamente publicidad, cosa que ni me importa ni me preocupa: firmo con los ojos cerrados. Baratísimo.
Me pregunto si el autor comprende que NADA es gratis. Por mi parte, prefiero que sea la publicidad la que financie este tipo de negocios, y no los impuestos administrados por el gobierno de turno. Uno siempre tiene la opción de no usuarlos y por lo tanto, de no pagar por ellos, siquiera de forma indirecta siendo target de la publicidad.
Creo que este tipo de miradas «críticas» da cuenta de cierta ingenuidad.
Genial resumen!
Yo también lo he leído hace unas semanas (se puede descargar desde internet en epubgratis o thepiratebay). Selee muy fácil y explica cosas tremendas en las que yo no había pensado francamente.
@Graciela de todo menos ingenuo, es un análisis increible que te abre los ojos totalmente, los ingenuos somos los millones de usuarios que no somos conscientes…. Lo dicho, a mi me encantó y me abrió los ojos. Creo que es el libro de tecnología del momento, la llave para comprender muchas cosas (no sólo sobre Google, también Microsoft, Facebook, Apple y tecnología en general)
Bien, vale. Google nos monitoriza y nos ofrece publicidad personalizada… ¿Y? Es que no es para tanto… ¿Qué clase de vida tan sumamente emocionante tenéis? No se si tener envidia ante tanta clandestinidad y poca convencionalidad o preguntar, directamente, qué más os da si Google sabe que tenéis 3 o 4 amantes
Graciela, espera… que voy a quemar mi ordenador, mi tablet y mi smarphone, no sea que Google sepa que me gustan las hamburguesas de pollo y me ofrezca ir a una tienda de congelados en el barrio donde una vez busqué un bar en GoMaps.
He decidido, sensatamente, hacerme neoludita. Como Kazinsky, Unabomber. Muy sensato y poco ingenuo. Sí.
Les dejo un fragmento de una canción del Cuarteto de Nos que encaja justo en el tema:
Sea con dinero o no
siempre se paga un favor
y si veo que algo es fácil
yo dudo enseguida.
Pague antes o después
la cuenta va a aparecer,
y esta claro de que nada es gratis en la vida.
Si será así que lo jodí
al diablo cuando le vendí
mi alma que no vale un billete
se la cambié por un clarete*.
*(clarete es un tipo de vino rosado muy barato)
Suena a conspiranoia de estantería de «Best Seller» junto a los ovnis y los raeleanos, los nños índigo o libros de autoayuda… Supongo que el autor ganará mucho dinero con la curiosidad del incauto.
Buen y adictivo libro, pero me deja un mal sabor de boca porque contacté con el autor y ni me contestó.
Saludos.
Me ha encantado la reseña que das del libro por eso ya me dieron ganar de leerlo, solamente espero conseguirlo en México.
A mi me puso a pensar que independiente de todo en lo más escencial: ha moldeado, y moldeará nuestra vida, – y estoy casi seguro que – .