Última actualización: 02/08/2017
Casi al principio de este blog, hace ya cinco años, escribí sobre el ego en las redes sociales. Cómo gestionaban nuestra vanidad tanto Facebook, Twitter o LinkedIn. Cinco años después he vuelto a retomar este tema en el artículo que todas las semanas escribo en La Opinión A Coruña y que va íntegro más abajo.
El planteamiento no ha cambiado en estos cinco años. Las redes sociales siguen explotando y siguen gestionando muy bien esa necesidad de aumentar el narcisismo que todos tenemos.
Lo primero que hacemos nada más entrar en cualquier red social es mirar las notificaciones para saber quién ha interactuado con nosotros. O miramos el contador de seguidores de Twitter para ver si ha aumentado. En este apartado no ha habido grandes modificaciones en nuestro comportamiento en los últimos años.
Pero ha habido un cambio. Cuando escribí el artículo, en 2011, Instagram solo hacía unos meses que acababa de nacer y aún no era tan popular como ahora. Y con Instagram estalló la moda de los selfies y aumentó esa costumbre de crear una pequeña novela de nuestra vida en las redes sociales.
Vanidad en las redes sociales
Nuestra vanidad digital no solo crece al mirar los me gustas que tienen nuestros comentarios o nuestras fotos o el número de nuevos seguidores que hemos conseguido en Twitter durante la última semana, aplicaciones como Klout miden, con más o menos acierto, nuestra influencia en internet. Y eso alimenta nuestro ego casi hasta el infinito.
Hasta hay empresas que te contratan o te hacen regalos si tienes un Klout alto. Y eso también, sobre todo lo último, provoca que tu vanidad aumente. Porque además, luego, vas a ir corriendo a tus redes sociales a contarlo.
Participamos en las redes sociales por diferentes motivos, pero es la vanidad, un concepto intangible, pero muy presente en nuestras vidas, la que empuja a que seamos activos. Al fin y al cabo somos personas, con nuestro ego, algunas más grande que otras, al que tenemos que alimentar.
Como dice el conocido coach John Baldoni “no pasa nada si la gente piensa que eres Dios, el problema viene cuando empiezas a creértelo”.
Os dejo con el artículo que escribí en La Opinión A Coruña.
Pincha en la imagen para ampliarla
Lee el artículo original en la web
Seguir a @manolorodriguez
Imagen cortesía de Ben Kerckx en Pixabay